25/2/09

Tu alma con voz


Al escribir así, persiguiendo mis recuerdos, me arrulla una angustia terrible. Siento que la memoria tiránica puede jalarme con su violencia y borrar todos los sonidos de tu voz. Tu alma con voz. Tu voz que lleva dentro todos los rua lorito de Catalina. Tu voz combativa que dice que no estás dispuesto a jubilarte. Tú eres joven, porque la juventud la tiene quien posee proyectos y deseos, tú juegas a cumplir años, a envejecer jugando. A tus 78 años veo morir el alba. Tu alma con voz deja de reír y con tristeza, pero con seguridad, esto es lo que consigo luego de aferrarme con fuerza a mis recuerdos incompletos que serán cada vez más incompletos al pasar de cada segundo. Ahora sé por qué esa noche le pediste a mami que nunca te olvidara. Tú con el corazón sin arrugas y la cabeza cubierta de flores grises creías que quizá la memoria te borraría algún día. Los ojos de mami anegados en lágrimas te decían que siempre estarías con nosotros. Hacer Adios: eso es la muerte. La muerte no es una señora que va chupándonos la medula de los huesos hasta dejarnos pálidos, es sólo una señora que nos obliga a hacer adioses. A despedirnos incluso de nuestro recuerdo más nítido.


Algo esencial se ha roto. Algo bonito e irrecuperable. Ahora, mientras corre formol en tus arterias y tus parpados están cerrados, me miras, y yo soy afortunada, sin hacer peso a tus parpados, como quien levita, sonrío. Eres una ráfaga de aire fresco que susurra en mi rostro. No me dan miedo tus parpados cerrados. Es como despertar y a la vez continuar soñando. Un sueño en el que los dedos de mami ya no se espichan de dolor. Un sueño en el que sólo oigo tu risa. Tu risa que es como la de un bebé cuando le hacen cosquillas. Es una risa que me sopla al oído y me dibuja tu abrazo.


Tú ahora estas durmiendo uno de esos sueños largos que duran sólo segundos, por eso tienes los parpados cerrados, Abuelo. Mami me explicó que luego vendrás a cubrir mis pies fríos con tus manos, a contarme más historias de Rabo de gato y la ardilla Mandy, a tocar en tu guitarra canciones de los Panchos, a cantar el sonido de la lluvia que cae en el techo de zinc de la casa, a ver viajar a las hormigas de la cocina por caminos imposibles, a contar historias con las nubes y enseñarle palabras nuevas a Catalina. Ahorita estás muy cansado para seguir jugando, pero mañana, al nacer el alba, cuando el cielo se descuelgue, vienes y te quedas así, tranquilito. Conmigo.

17/2/09

¿Quieres que te cuente?




Hace un domingo atrás. Hace un domingo asalté el cielo. Te quiero. Eso lo pensé hace siete días. Un domingo como hoy, pero el anterior. Hoy el aire no huele a pipas filosas. Que si sí que si no, que si quieres que te cuente el cuento de la pipa. Al final todo es un cuento. Hoy huele a lunes. No parece domingo. El aire no está espeso. La casa no está en motín. Todos concentrados frente a la pantallita del televisor escuchan atentos los resultados electorales. Un sí como un grito viril nace de las raíces de la garganta de mi papá. Mi snob cousin con sus labios pintados de rouge dice desde la cocina: “yo nací y crecí en un barrio y no esperé que nadie me resolviera nada, el colectivismo diluye la responsabilidad y abre camino a la mediocridad”. Mi prima quiere un pasaporte europeo. Mi prima toca el piano desde los 8 años. Lo hace para impresionar a todos en casa. Mi prima ya tiene 38 años y ya no quiere impresionar a nadie. Ahora usa el piano para poner fotitos de Lucía, su hija. Lucia va al kínder, hace sus tareas en un santiamén y luego pasa horas tocando el violín. Lucía no se luce. Sólo tiene el poder de la música. Tú eres música. Tus manos son ondas milenarias del mar más azul. Un domingo atrás pude haber escrito todas las partituras. Yo sin estudiar, sin haber ido a la academia, podía tocar el aire de tus manos y hacer el perfecto acorde con las mías. Hace dos domingos atrás tenía ganas de besar tus manos. El tiempo que pasa y las nubes que se vuelven a mover. Finalmente decides darle sensación dinámica al aire estático de la habitación. El cuento de la pipa y tu recuerdo más kitsch. Tu recuerdo más reproducido en serie y ráfagas una y otra vez. La imagen en la retina. Tus parpados en movimiento se multiplican a sí mismos; su forma cambia cómo rápidas vibraciones. Puedes convertirte en lo que quieras. No necesito imaginar cielos, eres el cielo con tu pipa, tampoco fiestas, germinas mi alegría con tu pipa, pero sobre todo por tu arte, con tu cuento de la pipa exaltas bofetadas enfebrecidas, saltos violentos. Con tu puño limpias toda la higiene del mundo. Mis labios llenos de rouge como los de la prima, llenos de tu cobardía con coraje. Una caricia gélida que parece recorrer metralletas en mi entre piernas mientras me dices que te quedan muchos cuentos de la pipa más treinta y siete besos de amor genuino por el resto de la vida.

Dos domingos atrás logré entender al haragán que cuelga húmedo en el baño. La ostia, el cuerpo de cristo que no es expresión del canibalismo. Tu cepillo de dientes. Ochún,la diosa del amor y del dinero. El tobo sin agua. El vudú haitiano. La nevera y la puerta del freezer. La corte malandra. Logré incluso entender al evangélico que toca la puerta ceremonialmente cada domingo a las 3: 15. El tipito de corbata con voz de guisante verde no quiere más que salvarse a través de la predicación y el proselitismo. Yo no me salvo. No trasciendo.
Domingos multiplicados por cinco y seis, quizá siete también. Hoy es lunes, inicio de semana que siempre es final de otra. Ayer fui a la iglesia y comulgué. Te vi en la cara del padre que rezaba el yo confieso. Rasgué mi falda de asfalto gris cuando vi el trajecito blanco del monaguillo. Blanco, blanquísimo.

Los domingos son para querer contarnos cuentos. Cuentos de personas para las que no existen los domingos. Cuentos de doncellas y caballeros. Cuentos en los que casi se sonríe durante toda la historia. Cuentos que concilian el rouge inmaculado de unos labios sin pipa. Cuentos que de veras cuentan lindos cuentos.

1/2/09

Hay tiempo.

Hoy tengo tiempo para tener tiempo.

Tengo tiempo para mirar las hormigas que hacen fila en la cocina.

Tengo tiempo para que mis palabras griten, sangren,lloren, rian, sientan, y sobre todo hablen.

Hoy tengo tiempo para recordar un momento : El momento.

Tengo tiempo para tragarme el hastio.Hasta el fondo.

Tengo tiempo para concurrir tu ausencia.

La señora tiene tiempo para envejecer. La niña para jugar. Èl tiene tiempo para seguir
desnudando mi sonrisa. Aun es tiempo.

El tiempo fragil inunda de mariposas un vacio gigante.

El tiempo regresa sin prisas. Aun hay tiempo.

Hoy enmudezco al tiempo. No lo interrogo. No lo sorprendo ni me sorprende. Deambulo en sus raices. Hoy soy una que nace en tu instante.
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